lunes, 13 de septiembre de 2010

el país de que jamas podrá ser una realidad del subliminal destino de todos

para cuando se despertó era tarde, aproximadamente las 4 PM; se encontraba rodeado de escombros con el asiento aun sujeto a su cuerpo por el cinturón de seguridad, alcanzaba a ver una turbina, la cola, parte del fuselaje pero el sol no le permitía ver más allá, se encontraba en lo que parecía era un llano, le sorprendió estar vivo y capaz, se levanto y empezó a caminar, le dolía casi todo el cuerpo.
 Camino lo que le pareció ser una hora cuando vio una casa, sumamente rustica, pensó en volver al lugar del accidente pero estaba cansado y no quería cargar con alguien, pensó en ser humanitario, ayudar al prójimo- no esta ves, no- pensó en todas la veces que siguió sus ganas de ayudar y se dio cuenta de que nadie le ayudaba, así que camino hacia la cabaña, era una construcción sumamente rustica, se veía alguien dentro y sintió alivio.
 Toco la puerta para entrar pero nadie le abrió, pensó en la gente que el acababa de dejar en el accidente y se imagino el karma , justicia divina... despues de unos 5 minutos escucho los pasos de alguien desde dentro se levanto...

viernes, 3 de septiembre de 2010

Cosmovisión


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//Lugar, Puebla México, en el año 2010, soy estudiante de la licenciatura en humanidades, vivo con mi familia mis padres y dos hermanos, fui criado en Pachuca Hidalgo, podría decir que vivo bajo la premisa de la universalidad, lo cual en mis palabras explicaré adelante.
            En lo religioso me considero ateo, no creo en la existencia de un dios, sin embargo como lo dije antes respeto cualquier religión; mi familia asiste a la iglesia metodista de la cual no soy partidario sin embargo, creo que para ellos la religión les permite entender de manera más sencilla su vida, esta misma idea la mantengo para todas las religiones ya que me parece que son un enorme esfuerzo del hombre por aceptarse y comprender el mundo además de su ser. Así mismo siguiendo la misma línea intento evitar usar las palabras “bueno” y “malo” cuando analizo alguna religión o cultura ya que no considero que esto pueda determinarlo como persona, creo que es necesario ponernos en los zapatos de los demás e intentar comprenderlos, respetando la libertad de todos los individuos y sobre toda la mía por lo que para mí es también importante ser una persona transparente y honesta, no solamente con los demás sino en especial conmigo, evitar el temor a ser para poder vivir.
            Estoy orgulloso de ser mexicano, pero estoy aun más orgulloso de ser humano y saber que soy parte del mundo; a pesar de que en muchos casos mis ideas políticas podrían encuadrar con la izquierda me parece que es enriquecedor el análisis crítico neutral ya que me permite entender procesos y generar conceptos e ideas, los cuales me permiten expresar razones certeras sobre lo que creo y opino sobre cuestiones políticas.
            Me parece que el arte en general es una expresión del sentir humano y por lo tanto estoy abierto a las posibilidades en este sentido; además creo que como licenciado en humanidades tengo la obligación de aprender y conocer de la manera más amplia al ser humano, por lo tanto el arte (en cualquiera de sus representaciones) es una gran oportunidad de acercarme, entender la sociedad y personas que me rodean, lo cual me permitirá ser un profesionista completo, pero en especial una persona libre y que entiende la libertad del otro.
            Presiono constantemente las cosas, no me gusta cerrarme al conocimiento y creo que no llego al límite en muchos aspectos, esto le da un gran sentido a lo que hago; es precisamente esto lo que me permite sentirme feliz además de que le da sentido a vivir, me traiciono como ser al quedarme en un solo lugar y no ver “the whole picture”, se que yo tengo limitaciones pero me parece que en vez de limites  debo llamarlos oportunidades, cuando muera espero haber llegado a realizar todos los sueños e ideas que componen mi existencia, la muerte solo será el límite máximo, en donde fuera de mi voluntad no pude continuar el camino hacia la contemplación de mi ser y por lo tanto el mundo. La época en la que vivo no es diferente a las otras, cambiaran los medios y agradezco tener a la humanidad la oportunidad que representan los medios de comunicación e información que me rodean y generan nuevas curiosidades en mi, nuevos infinitos de comprensión.
            Los sentidos me dan la oportunidad de conocer y aunque soy autoritario al usarlos, el placer es uno de los caminos que puedo tomar para alcanzar la contemplación de mi ser; no creo que me enamore de un individuo con características físicas especificas, es decir lo que delimita la sociedad como sexos, soy partidario de la idea de que el amor en una relación de pareja está dirigido hacia otro ser no a un sexo, por lo cual no tengo problema si me enamoro de un hombre o una mujer. De esta misma manera no tengo barreras para amar (creo que el amor es parte de la libertad misma) por lo que la edad, raza, cultura son subjetivas para mi.
           

La agonía del silencio

El ruido del viento reventaba mis tímpanos cuando vi al anciano acercarse hacia mí, el viento golpeaba mi cuerpo como diciendo que debía huir en ese momento, mis pies estaban congelados, no sentía los dedos de la mano y las piernas poco me respondían, en medio de tan terrible clima el anciano vestido prácticamente en harapos, ciertamente más delgado de lo que se pudiera considerar saludable y con la barba que llegaba hasta la altura del ombligo me hacia pensar en lo frágil que podía llegar a ser mi cuerpo; mientras se acercaba note que en sus ojos no había esa sensación de cansancio que uno espera cuando ve a un anciano de su edad, sino el brillo travieso y juguetón de un niño, ciertamente dude por unos segundos sobre la realidad y lo que mis ojos veían pero cuando el anciano me extendió la mano me sentí reconfortado, después de todo llevaba días de camino, el contacto humano me sentaba bastante bien.
            La cabaña en la que vivía el anciano distaba mucho de lo que me esperaba encontrar en la cima de una montaña, el calor que emanaba el lugar parecía provenir no de un fuego o de una particular fuente de energía, parecía que en el aire una aura mágica regalaba vida a mis pulmones, me pidió que me sentara frente a él en una mesa pequeña que junto con un pequeño mueble de madera y una rudimentaria cama intentaban llenar el espacio; nunca logre descifrar de donde venia la música que acompañaba los lentos movimientos de mi anfitrión… cuando ya me había acomodado en la silla frente a él me miro directo a los ojos y sentí la presión del mundo en mis hombros puso la mano sobre la mesa dentro de ella había un objeto solo lograba ver un brillo de color verde profundo, levante la mirada y golpeo la mesa con la mano entonces el silencio se apodero del mundo que me rodeaba, la ventisca que hace unos momentos generaba un ruido ensordecedor ahora era substituida por el silencio más profundo que podría existir.
            Me levante de la silla, me golpeaba los oídos, pensaba que me habría quedado sordo, intente salir la puerta estaba cerrada, quise gritar, quise huir yo que siempre había pensado en una silenciosa paz esta vez me encontraba encerrado en el más profundo silencio de un infierno. Pase lo que supongo que fueron un par de horas tirado en el suelo con la cabeza entre las piernas esperaba despertar o buscar una manera de liberarme de esta situación; me canse, nada pasaba, lo único que sucedía (si es que se puede decir) era el silencio, regrese a la mesa, gritaba, quería que el anciano me dijera algo, explicara, solucionara, que se yo… el solo me miraba, se veía tan tranquilo que pensé que él no sufría del mismo padecimiento que yo, me quede quieto y anocheció, había un frio inmenso en la habitación, el viento soplaba, la nieve caía como desde hace horas, pero el silencio seguía manteniendo en una especie de burbuja todo el entorno.
            Después de haber escalado la montaña y haber pasado por el lapso de desesperación antes relatado, mi cuerpo se quedaba sin energía, me quede dormido; comencé a pensar en los acontecimientos de las últimas horas, deseaba escuchar un sonido, solo escuchaba mi voz dentro de mi cabeza, pero nada más; en mi sueño pensé recrear una canción, una voz, lo que fuera, pero no era posible. Postergue los pensamientos de resolución del problema, aparque de mi mente la idea del silencio y me di cuenta de todo lo que me había definido era el ruido que salía de mi boca, los gritos, los reclamos, la secuencia interminable de palabras al azar, me sentí patético al pensarlo; entre los pensamientos llegaron recuerdos de todas aquellas cosas que no había escuchado o había pretendido no escuchar un adiós, un no, hola, quizá, te amo, trate de acomodar los hechos pretender que aprendía de ellos pero entendí que lo que no había escuchado  nunca podría volverlo a escuchar. Me dije a mi mismo que no quería ser de los hipócritas que se arrepienten, ser uno más de los que pretenden aprender y mejorar, esta vez tenía que enfrentar las cosas como venían, el pasado es irremplazable, me dije, no me arrepiento de nada, conteste. No me importaron mis errores, no pude comprender lo bueno y malo, busque en lo más profundo de mi conciencia y me di cuenta de que yo soy todo lo que soy. El silencio me prohibió ignorarme, me obligo a ver la verdad sentirme como diamante en bruto simple e incorruptible no uno más de esos preestablecidos esquemas de lo que debo ser, solo el ser.
            Cuando desperté estaba solo, el viento soplaba, sonreí cuando note que el silencio le había dado paso al inmenso ruido de la soledad, sobre la mesa una piedra de color verde y junto a ella una hojita de papel “los silencios más pequeños dicen las verdades más grandes” decía.